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IATA analiza el futuro de SAF en la región

En el marco de Wings of Change 2025 en Bogotá, hablamos con IATA sobre los avances del combustible sostenible de aviación SAF en la región con un llamado de pasar de las palabras a la acción.

En un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en un mantra, especialmente en la industria de la aviación, surgen preguntas cruciales sobre la velocidad real del progreso. A menudo escuchamos sobre la necesidad de actuar, pero el avance parece lento. Para desentrañar esta complejidad, conversamos con Pedro de la Fuente, Gerente Senior de Sostenibilidad para IATA Américas, quien nos ofreció una perspectiva directa sobre los desafíos y oportunidades en la región.

El Combustible Sostenible de Aviación (SAF): La clave ignorada

De la Fuente fue enfático al señalar el despliegue de los Combustibles Sostenibles de Aviación (SAF) como la principal tarea pendiente. Estos combustibles tienen el potencial de reducir hasta un 80% las emisiones de carbono de la industria. Sin embargo, la realidad actual es desalentadora: la producción global de SAF no supera el millón de toneladas anuales, una cifra ínfima comparada con los 365 millones de toneladas de combustible fósil que se consumen anualmente. «Esto no representa ni el uno por ciento del total que necesitamos,» lamentó De la Fuente.

El principal obstáculo radica en la falta de atención e incentivos por parte de los gobiernos. Para IATA, es fundamental que los gobiernos vean la producción de SAF como una oportunidad de desarrollo macroeconómico. Contrario a lo esperado, la atención y los subsidios se han centrado históricamente en la producción de petróleo o en energías renovables como la solar y la eólica, dejando al transporte, y en particular a la aviación, en un segundo plano.

Latinoamérica: el potencial está

La conversación viró hacia el potencial de Latinoamérica. La región cuenta con una de las matrices energéticas más renovables del mundo, con más del 30% de la energía global proveniente de fuentes renovables generada aquí. Esta inversión en diversificación energética es un punto de partida sólido. No obstante, De la Fuente subrayó un potencial poco explotado: los biocombustibles.

Siendo una región rica en productos agrícolas y una de las principales productoras de alimentos a nivel mundial, Latinoamérica genera una gran cantidad de residuos agrícolas que actualmente no se están aprovechando para producir SAF. Países como Colombia, Brasil y ahora México (gracias a su nueva ley de biocombustibles) están liderando el camino, pero el resto del continente aún tiene una enorme oportunidad. La pregunta clave, según De la Fuente, es que los gobiernos deben plantearse: «¿Somos capaces de producirlo y qué vías de producción podemos alcanzar de una manera sostenible para el transporte aéreo?»

Cuando se preguntó si el impulso debe venir de la inversión privada o de políticas gubernamentales, De la Fuente fue claro: «Es más el gobierno generar políticas.» Los inversionistas necesitan seguridad y certeza para sus inversiones. El flujo de capitales hacia Brasil, por ejemplo, se debe a una apertura de mercado y una regulación que asegura la inversión. «El inversionista necesita saber que va a producir un producto y que lo va a poder explotar, vender, y además a un precio de mercado competitivo,» explicó.

Además de las regulaciones de mercado, la producción de SAF requiere normas técnicas rigurosas para asegurar la calidad del combustible. Lamentablemente, «casi ningún país en Latinoamérica tiene adoptadas esas normativas,» lo que representa otro freno.

El dilema del costo: ¿Quién paga el SAF?

El tema del costo es central. El SAF es entre dos y cinco veces más caro que el combustible fósil convencional. La IATA no aboga por subsidios directos a la producción de SAF, como se ve en Estados Unidos, dada la alta carga social de los gobiernos latinoamericanos. En cambio, se proponen mecanismos de financiación alternativos o beneficios para la industria, como exenciones de impuestos al combustible, exenciones de impuestos al carbono o sistemas de cupos transables que generen créditos por cada tonelada de SAF utilizada.

Estos incentivos, según De la Fuente, ayudarían a equiparar el precio del SAF con el combustible convencional. Además, propuso una solución innovadora: «romper la diferenciación entre el combustible físico y el atributo ambiental.» Esto permitiría a las aerolíneas vender esos «atributos ambientales» a pasajeros o clientes corporativos interesados en contribuir a la sostenibilidad, aliviando la carga financiera y evitando traspasar el costo operativo total al pasajero común.

SAF vs. Combustible Fósil

Desde un punto de vista técnico, De la Fuente aclaró que el SAF, al ser un combustible de mezcla (hasta un 50% sintético), tiene la misma composición físico-química que el queroseno tradicional. Esto significa que no se consume más ni menos cantidad de SAF para un vuelo determinado. «La misma cantidad que se requiere de un avión para ir de Miami a Bogotá puede volar con SAF,» afirmó.

Además, estudios recientes sugieren que, más allá de la reducción del CO2, el SAF también reduce otros tipos de emisiones asociadas a los gases. Aunque la producción de SAF también implica emisiones, su análisis de ciclo de vida completo (desde la materia prima hasta la quema) muestra una reducción del 80% en las emisiones netas de carbono al considerar cómo se evita la quema de desechos agrícolas o las emisiones de metano en su producción.

Sí se puede

La visión de Pedro de la Fuente es clara: la transición hacia una aviación más sostenible es un camino complejo, pero esencial. Requiere la colaboración activa entre gobiernos y la industria para crear un marco regulatorio y de incentivos que impulse la producción de SAF. Aunque el costo inicial es un desafío, el potencial de desarrollo económico y los innegables beneficios ambientales hacen de esta una inversión vital para el futuro de la conectividad aérea en Latinoamérica y el mundo.

¿Qué piensas sobre el papel de los gobiernos en la promoción del SAF? ¿Crees que el pasajero debería asumir parte del costo para una aviación más sostenible? ¡Comparte tus ideas en los comentarios!

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